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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ENTREVISTA A ARACELI MARTÍNEZ MEDINA, HIJA DEL PINTOR DEL MOVIMIENTO INDALIANO, MIGUEL MARTÍNEZ

"Quiero que el arte sea asequible para todo el mundo"

Miguel Martínez fue uno de los pintores más destacados de Almería y del Movimiento Indaliano. Pintaba cuadros relacionada con la luz y paisajes de Almería, desierto de Tabernas, las marinas y Velefique entre otros lugares.

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"Quiero que el arte sea asequible para todo el mundo"

Pregunta. ¿De dónde le vino la inspiración del arte a tu padre?

Respuesta. A mi padre le viene desde siempre. El no tiene antecedentes familiares. Mi abuelo era ferroviario y no había pintores ni nada en la familia. Bueno, una hermana de él, ya siendo mayor, hace sus pinitos en el arte y no lo hace mal, mi tía Carmen. Mi padre desde chico, desde pequeños se ponía. Creo que se ponía con un trozo de tiza o cal. Se ponía en las aceras, en donde él vivía por la plaza de toros, se ponía a hacer dibujos en la acera de vaqueros, indios… Todo lo que pasaba se quedaba mirando porque un niño tan chico hacía aquellas maravillas.

Mi padre fue autodidacta total. Se metió en la escuela de Artes de Almería, pero llegó la Guerra Civil y lo tuvo que dejar. Una de las fotos que tienes es de una última entrevista suya en el que decía que era un enamorado de Almería, de su luz y sus paisajes y ahí explica muchas cosas de sus comienzos y de su etapa de pintor y de su relación con otros pintores.

P. ¿Cómo conoció a Jesús de Perceval? ¿Cómo fue su relación profesional y de amistad con él?

R. Fue magnífica. Perceval era un cachondo y mi padre lo era aún más. Recuerdo de niña ir a la casa de Perceval porque mi padre iba a hablar allí de lo que fuera y recuerdo que aquello eran muchas risas y anécdotas. Se llevaban muy bien. Fue Perceval el que en su día le impuso el Indalo de Oro. El oficial se lo dieron en 1995. Pero este (Indalo) que le puso Jesús de Perceval que fue en una tertulia entre amigos con un vaso de vino delante era la afirmación de que Miguel Martínez era pintor Indaliano con pleno derecho.

Los Indalianos lo formaron en 1948, mi padre entró a formar parte de los Indalianos en 1950. Él no fue de los creadores, pero mi padre estuvo desde el principio.

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P. Ganó varios premios, sobre diez. Uno de ellos fue el Indalo de Oro en 1995, ¿qué premios le gustaron más o le dio más valor (que tú recuerdes)? 

R. Mi padre era tan sumamente enamorado de su tierra que no quiso salir, expuso en Madrid, en Barcelona… Tampoco quería pintar cosas que no fueran de Almería. Pinto algo de la zona de Huesca, de dónde era mi cuñado y lo vendió. Era un paisaje tan distinto al almeriense. No se sentía cómodo, cómo el decía. Estuvo una temporada invitado por un primo hermano suyo que vivía en París. Venía con la cabeza… Decía mi abuela y mi madre: “¿Qué ideas te han metido a ti en Francia? Venía haciendo cosas abstractas, raras. Pero eso fue una temporada que tuvo tonta. Pero el siempre volvía a Tabernas, a la Chanca y las marinas, que según he leído y según la opinión de mucha gente entendida de Almería en arte el que mejor pintaba el agua y las marinas era mi padre. Que no era muy fácil de pintar. Me acuerdo del pintor Diego Domínguez (ya fallecido) y crítico de arte decía: “El único que saber hacer las marinas en Almería es Miguel Martínez, los demás se ahogan”.

Recibió varios premios. Para él. oírselo yo de su boca el premio que le dio más ternura, lo nombraba mucha en la entrevista fue una placa que le dio un grupo de jóvenes de una asociación o grupo de Tabernas en reconocimiento a la labor que había hecho mi padre dando a conocer el Desierto de Tabernas. Mi padre fue el primero que pintó el desierto que hasta mi abuela le decía: “este niño está loco, pintar esas cosas tan feas y tan secas, esas montañas tan peladas”. Después de él, empezaron a pintarlo muchos pintores de Almería. Mi padre era un enamorado del paisaje lunar de Tabernas. Tanto le dio a conocer, tanto impulso él. Al principio recibió sus críticas, no eran unos paisajes muy gratos a la vista a lo mejor no. La gente le extrañaba, pero estaba tan enamorado de los paisajes de Tabernas que pintó una y mil veces. Entonces este grupo de jóvenes le hizo una placa y vinieron a mi casa a traérsela. Para mi padre eso fue emocionante. La gente joven y no la gente mayor o muy crítica que había en Almería, “que la gente joven entienda lo que yo he querido hacer con mis paisajes de Tabernas, que estén orgullosos y presuman de su paisaje, de su tierra y que lo reconozcan” para él fue muy importante. Él guardaba con mucho cariño esa placa.

P. ¿Qué imagen crees que tienen los pintores y retratistas almerienses sobre él?

R. Según parece muy buena. La relación con los compañeros, muy buena. Mi padre era un tío muy abierto, muy cachondo.Mi padre hacía exposiciones normalmente cada dos años, exposición bastante numerosa. Se tiraba dos años trabajando y era una inversión muy grande, ya que, en pintura, cuadros, marcos, lienzos… un dineral lo que se llevaba eso. Mi padre gracias a dios ha podido vivir y hemos podido vivir todos muy bien de la pintura. Él se jubiló de Renfe y se dedicó a pintar. Y siempre con los nervios de si la gente la aceptará, le gustará (sus obras) llevar dos años trabajando duro para luego “parir” eso.

Mi padre se ha vendido muy mal. La fama y el dinero, él decía que teniendo para criar a sus hijos bastante. Era un tío sencillo. No se ha vendido mucho, es más, mis hermanos y yo hemos sido más bien sus relaciones públicas. Es más recuerdo una anécdota, recuerdo una exposición de pintores en Almería en la que fui con mis padres. Me dio por coger un papel donde ponía los precios (que había en las inauguraciones). Fulano de tal 300.000 pesetas, otro un millón de pesetas… y veo Miguel Martínez Gómez y no sé si vi 50.000 o 100.000 pesetas el precio más bajo y a mí eso me chocó muchísimo. Me acerco y le digo: “Papá es que tú eres el peor de todos y por eso vendes esto tan barato” y mi padre se rio: “no sé si soy el peor de todos, eso es la gente la que la tiene que ver. ¿Pero sabes qué pasa? Que el arte. El comprar un cuadro es un artículo de lujo y hay muchísima gente que vive que malvive de un sueldo y no puede comprarse uno y le gusta la pintura. Yo quiero que llegue a todo el mundo. Que, si tú querías comprar un cuadro, mi padre tenía abierta la cuenta de Unicaja, le podías pagar los cuadros a plazos. Hay mucha gente que le pagaba una vez y no le volvía a pagar o no le pagaba nunca o le regalaba el cuadro. Mi padre con el dinero era…Éramos nosotros los que vendíamos los cuadros y los que nos asegurábamos de cobrarlos. A él nunca le importó. Me gustó muchísimo aquello que me dijo: “Yo quiero que el arte sea asequible para todo el mundo, que esté todo el mundo cerca de comprar un cuadro, que no sea un artículo de lujo, doy facilidades y bueno, además me resulta difícil ponerle precio a un cuadro mío que es como si fuera un hijo. A veces los precios los poníamos nosotros, él era incapaz.

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P.¿Por tu parte has querido ayudar a que se conozca la labor de tu padre en Almería y fuera?

R. Yo me dedico y sobre todo ahora porque veo muchas injusticias. Aquí se habla de los Indalianos y se nombran solo a los fundadores. Me parece lógico y normal y a los conocidos, a los que se han vendido mejor. A mí padre no lo nombran muchas veces y me enfada. Claro que quiero darle difusión. También mi padre, fíjate, pintó y eso que no pudo hacerlo. Se ha muerto y no ha podido hacerlo. Pintó para la estación de RENFE el cuadro de la Virgen del Mar que llevaron a Sevilla para que hicieran celosías y luego se pusieran en el vestíbulo de la estación. Mi padre pintó ese cuadro. Lo mandó a Sevilla. El cuadro según me han dicho después entre los despachos había alguien de Almería allí trabajando, se enamoró del cuadro y se quedó con él.

Nunca más se supo de aquel cuadro, llegaron las celosías, se pusieron la Virgen del Mar que allí está puesta difiere lógicamente del cuadro original de mi padre, pero nunca se le puso una placa diciendo que la obra original que se mandó a Sevilla era de mi padre. Hubo un tiempo en que era más joven, llegaba y trabajaba en Renfe que me puse a investigar, hacer y tal, pero la gente de aquella época de Sevilla ya había fallecido. Del cuadro ya nunca se supo nada más y era prácticamente imposible ponerle una placa. Mi padre murió con esa pena que la inmensa mayoría de almerienses no sabía que esa obra era suya. La de enfrente sí, de Pituco pero la Virgen del Mar no.

Por eso lo pongo tanto en redes sociales y lo digo siempre. No le podré poner la placa seguramente, pero a mí me vale y la gente que lo sepa. 

P. Aparte de cuadros sobre Almería, Tabernas, las marina, ¿Pintaba sobre algún pueblo almeriense?

R.Mi padre cada vez que pintaba Senés y Velefique era exagerado. Le hacían varios encargos. Siempre en las exposiciones tenía que llevar algún cuadro de Velefique y de Senés porque sabía que era venta segura. A la gente le gustaba muchísimo. Mi padre visitó Velefique muchas veces. Era un enamorado de aquella zona. 

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